Nos encontramos a 180 metros bajo tierra, en la capilla de Nuestra señora del Rosario de Guasá. En este punto, 1500 gotas de sal acompañadas de luces led blancas y azules, cuelgan hacia nosotros gracias al artista zipaquireño Carlos Penagos quien donó esta extraordinaria lámpara que marca la imagen de la flor del árbol de la región: los siete cueros.
En esta parte, donde se encontraba el depósito de explosivos usados en la explotación de la sal, se construyó esta capilla para ofrendar y ratificar la fe de los mineros y su devoción a la Virgen del Rosario, o Virgen de Guasá, llamada cariñosamente por los mineros como “La Morenita”. Los mineros siempre han colocado altares en acción de fe, y de ahí nació la idea de construir este templo subterráneo, La Catedral de Sal.
Finalmente, encontramos el Altar al Divino Niño, el cual no estaba definido en los planos iniciales de la construcción de la Catedral de Sal. Fue tallado en la roca por el ingeniero de Minas Jorge Enrique Castelblanco y ubicado en esta parte con el fin de rendir acción de gracias al Divino Niño Jesús. Aquí se celebra la misa todos los domingos al medio día.
Nota: Saliendo de la capilla a su izquierda, encontrará la nave del nacimiento. Para ampliar información sobre la CATEDRAL DE SAL, presione el segundo audio.