Nos encontramos en la Nave de la Muerte y la Resurrección. Cuando Cristo muere, queda su presencia viva en la eucaristía en el sacramento de la comunión. Es por este motivo que el símbolo central de la nave final es la Hostia, la cual está representada en la escultura de vidrio del altar. También se hallan en el piso dos placas desiguales y asimétricas, una sobre la otra, que representan el desprendimiento que hay entre el cuerpo y el alma al momento de la muerte. Se utilizó el color púrpura para iluminar su contorno.
Al final de esta Nave se encuentra la escultura “La Pietá”, que fue elaborada por el Maestro zipaquireño Miguel Sopo en 1955 para homenajear a los indígenas de este territorio.
En ella, observamos que las manos y los pies son más grandes, representando el trabajo de los indígenas, y los rasgos en los diferentes rostros representan los de los indígenas muiscas que fueron los primeros en encontrar sal en este lugar. La puerta del altar mayor de la antigua Catedral fue trasladada con el fin de ser conservada en memoria de ésta: la primera catedral subterránea del mundo. Regresamos hacia la gran entrada de la nave. Al fondo, el acceso principal a la Ruta del Minero seguido del túnel del penitente y, a su izquierda nos encontramos con la gran puerta verde traída de la anterior catedral.
Recuerde que aquí en la puerta de la Zona Comercial, encuentra el stand de Orpheo para la devolución de su audioguía.